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La Comarca de Saja-Besaya

Parque natural del, parque natural español y reserva nacional de caza en la comunidad autónoma de Cantabria. El ámbito mayor (180.186 ha) es el que se corresponde con la Reserva Nacional, creada en 1966, en cuyo interior se incluye la totalidad del parque natural, declarado como tal en el año 1988, con 24.500 ha que se extienden por la parte suroccidental de la región.

En la reserva se encuentran la comarca de La Liébana, el río Deva, el Campoo, el valle del Nansa y Saja-Besaya, que constituye el parque natural. La capital de La Liébana es Potes, cabeza de un conjunto comarcal lleno de recursos turísticos, geográficos, históricos, artísticos y deportivos de montaña, donde destacan el desfiladero de La Hermida, Fuente De y el Naranjo de Bulnes.

El Nansa discurre hacia el Cantábrico desde las alturas de Peña Labra por un valle estrecho, al pie2 de la sierra de Peña Sagra, con eucaliptos de repoblación y bosque autóctono caducifolio de robles y hayas.

Finalmente, el Campoo, cuyos amplios prados se divisan desde el mirador de la Palombera, es una zona perteneciente a la cuenca del Ebro, con una altitud media de 800 metros.

La calificación de reserva nacional obedece a la variedad y abundancia de especies faunísticas, muchas de ellas amenazadas. Se encuentran, entre su fauna acuática, la trucha y el salmón, aves como el urogallo, el águila real, el buitre leonado y el halcón peregrino, y mamíferos como la nutria, el jabalí, el corzo, el rebeco, el lobo y el oso pardo.

El parque natural ocupa las cuencas medias de los ríos Saja y Besaya, paralelos entre sí, que le dan nombre al parque, en la zona oriental de la reserva. El valle del Saja cuenta con formaciones glaciares y relieves cársticos, así como con una vegetación de bosques caducifolios, como los robledales y hayedos y, en altura, los abedulares. Además de su gran riqueza natural, en fauna y flora, también conserva interesantes testigos de la ocupación humana en el pasado: desde cuevas prehistóricas a iglesias y monasterios medievales, que aparecen junto con las típicas casonas cántabras (Renedo, Carmona y Tudanca).

De la misma manera que el Parque Nacional de los Picos de Europa engloba los macizos montañosos más elevados de toda la Cordillera Cantábrica, los grandes bosques de Cantabria están representados en la red regional de espacios protegidos por el Parque Natural Saja-Besaya. Este amplio espacio natural, de 245 km. cuadrados, se ubica a caballo entre las cuencas de los ríos Saja y Besaya, englobando zonas de media montaña que han conservado en estado muy aceptable su cobertura forestal y sus formas tradicionales de aprovechamiento ganadero. En realidad, este Parque Natural es tan solo una parte de la inmensa Reserva Nacional de Caza de Saja, espacio que incluye prácticamente toda la mitad occidental de Cantabria, desde el río Besaya hasta los Picos de Europa, siendo la mayor reserva cinegética de España por su extensión.

Los valores naturales y culturales más destacados del parque son sus bosques, su fauna y sus paisajes bien conservados, que combinan los diversos elementos naturales con los aprovechamientos ganaderos tradicionales. La vegetación forestal de este espacio protegido es una magnífica muestra de los bosques atlánticos propios de la España húmeda, destacando los robledales de Ucieda, Bárcena Mayor, Cieza, Los Llares; los hayedos que ocupan las cabeceras del río Saja y su afluente el Argoza; y los diversos abedules y acebales que se intercalan en algunos puntos con los anteriores. En cuanto a la fauna abundan las especies de interés cinegético (ciervo, corzo o jabalí), y también están presentes, aunque en número muy escaso, algunas especies consideradas en vías de extinción: urogallo y águila real; el oso pardo también recorre ocasionalmente las zonas altas del Parque Natural, si bien ya no tiene presencia estable en él.

Los paisajes de este espacio protegido incluyen, además de los bosques, amplias zonas de pasto, conocidas localmente como brañas y utilizadas tradicionalmente para el mantenimiento de la cabaña ganadera en régimen de libertad; precisamente se vincula a estas formas de explotación ganadera la conservación de la vaca tudanca –raza bobina autóctona de Cantabria-, perfectamente adaptada a su entorno. Asi pues, las actividades tradicionales están perfectamente integradas en el Parque, y hay que recordar que dentro de su perímetro se incluye un núcleo de población: Bárcena Mayor, uno de los más destacados conjuntos de arquitectura popular montañesa. Otros pueblos del entorno, como Los Tojos o Ucieda, también han conservado muy bien su arquitectura tradicinal y merecen una visita.

Existen diferentes accesos para las diferente zonas del Parque: por el Valle de Cabuérniga, los principales puntos de entrada son los pueblos de Ucieda y Bárcena Mayor, así como la bellísima carretera que asciende desde el Saja al puerto de Palombera; desde la cuenca del Besaya se accede por el valle de Cieza o por Los Llares. Diversas pistas se adentran desde estos puntos hacia el interior del Parque Natural, pero se recuerda que está prohibido circular por ellas en vehículo de motor (excepto usos ganaderos y forestales u otros vehículos expresamente autorizados), para evitar la degradación de este privilegiado espacio natural.